domingo, julio 20, 2008

El divorcio rapido va lento en Peru


Anillo de boda
La ley intenta reducir un largo y problemático proceso judicial.
El peruano Ricardo León se divorció en 2007. Tuvo que esperar cuatro años para que la justicia resolviera la demanda de separación por mutuo consentimiento que presentó con su ahora ex esposa.

De haber existido antes la ley de divorcio rápido que se aprobó en Perú su caso se hubiera solucionado en sólo tres meses. "Me hubiera ahorrado dinero, tiempo y mal humor", le dice a una periodista internacional cuando festeja la puesta en marcha de la ley.

La paradoja es que la oferta está en marcha, pero el mercado no funciona de manera eficiente.

Más de 72 horas después de ser legalmente válidos, no hay una sola pareja que haya interpuesto una demanda de divorcio rápido ante los municipios y notarías.

Antes de que la muerte los separe

Desde el 14 de julio el gobierno peruano trasladó del poder judicial a unos 2.000 municipios y más de 500 notarías, la responsabilidad de resolver los casos de divorcio por mutuo acuerdo en un esfuerzo por destrabar la monumental carga de peticiones por diversas causales acumuladas en los pasillos de los juzgados que suman tres millones y medio, y que esperan sentencia desde hace años, según la congresista Rosario Sasieta, promotora de la norma.

Pero en Lima, supuesto reflejo de la modernidad y la eficiencia burocrática, apenas 21 de los 43 municipios de la capital peruana ofrecen el divorcio rápido.

Y pese a los bombos y platillos con que se anunciaron los flamantes servicios, éstos no se pueden aún prestar porque falta de acuerdo sobre las tarifas que se deben cobrar a las parejas.

Tarifas que se supone deberían ser menores a los gastos que uno desembolsa en abogados y papeleos legales varios ligados al tema, y que en promedio tradicionalmente representan al menos un monto no menor a US$300.

¿Dónde están?

Foto familiar rasgada.
Los postulantes tienen que tener resuelta la patria potestad para acogerse.
La lentitud para poner a andar el nuevo sistema explica quizás por qué no es posible ubicar con facilidad a ninguna pareja en estos avatares legales.

Avatares que además están bajo el reflector de la prensa que se lanzó a la caza de la primera pareja, como si se tratase de una nueva especie humana.

Para sorpresa de muchos, la novelería, una pasión tan peruana en un país afecto a consumir lo último de la moda, es la gran ausente del divorcio rápido.

La ministra peruana de Justicia, Rosario Fernández, reaccionó ante esa especie de falta de interés de los municipios y notarías e instó a la población a presionar a sus autoridades locales para que se acrediten ante el ministerio de Justicia para obtener una licencia oficial que les permita brindar el servicio.

Por miles

"Lo único que necesitan las municipalidades es contar con dos requisitos mínimos: un ambiente donde la pareja solicitante lleve a cabo una audiencia y un abogado que pueda visar el tema legal. Con esos requisitos van a poder contar con la acreditación", dijo la ministra para tratar de vencer las aparentes resistencias a sumarse a la tarea.

Ministra de Justicia de Perú, Rosario Fernández (Foto: página de la presidencia de Perú)
La velocidad depende de municipios y notarías, dice la ministra de Justicia.
Las estimaciones oficiales son optimistas: se cree que más de 80.000 parejas se podrían beneficiar en los primeros meses.

Es una cifra geométrica comparada con las cantidad de divorcios registrados en Lima desde 1995. Ese año hubo 1.163 divorcios sobre 28.647 matrimonios frente a los 2.825 divorcios del 2006, año en que se realizaron 29.285 matrimonios.

En el 2005 los divorcios alcanzaron el récord de 3.744 sobre 29.771 matrimonios. No hay cifras de 2007. Tampoco una data confiable de divorcios registrados a nivel nacional.

No todas las parejas pueden beneficiarse de la ley. Sólo si están casados desde hace dos años. Además no deben tener hijos menores o, de tenerlos, contar con un fallo judicial o acta de conciliación sobre regímenes de patria potestad, alimentos y visitas.

"Buena" y "aberrante"

"La ley es buena porque hay economía procesal al reducir las etapas del procedimiento. Desde el punto de vista de las partes que están de acuerdo en obtener el divorcio es un procedimiento que se desarrolla en menor tiempo y eso es un beneficio siempre y cuando se haya resuelto ante la justicia los problemas derivados de los hijos y los bienes", dice Sara Hamann, abogada en derecho familiar en Lima.

Pero no todos aplauden la ley: "Lo malo es que la gente va a divorciarse con mucha facilidad, con lo que se va a ir deteriorando la institución del matrimonio. ¿Cuántas veces se podrá divorciar una persona? Es una aberración, un atentado contra la unidad familiar", opina Javier Chichizola, un economista.

Como era de prever la mayor oposición partió de la Iglesia católica. El ultraconservador cardenal Juan Luis Cipriani acusó a las autoridades de imponer "el divorcio al paso en cada esquina en nombre de la modernidad".

"Es una solución burocrática, que va generar un problema mayor, porque es un aliciente para más divorcios, más rupturas matrimoniales, más sufrimientos y más maltratos a la sociedad", ha repetido ante la prensa Cipriani, también arzobispo de Lima y primer cardenal del Opus Dei en América Latina.

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