Nuestro derecho al mar es un postulado muy serio
Chile y el Perú tienen la obligación de actuar seriamente ante Bolivia. Pero, para que eso suceda, nuestros representantes deben tener la capacidad y el valor necesarios para exigir ese comportamiento. Hay situaciones en las que las víctimas son tan culpables como los victimarios.
Entre las actividades humanas, la menos próxima a la verdad, al equilibrio, al entendimiento, es la política. No hay político que no exagere, que no mienta, que no sobredimensione lo suyo y minimice o degrade lo ajeno. Pero, nuestra comprensión de la verdadera naturaleza de la política tiene límites. No es correcto aceptar todo ni pasar por alto aun las acciones más violentas, equivocadas y deformadoras de lo que realmente sucede en la sociedad y en la historia. Hay temas que deben ser tratados con cuidado y con seriedad, aunque no sabiamente, porque eso sería exigir mucho de quiénes están ahí, no precisamente por esa cualidad.
El derecho de Bolivia a retornar soberanamente al Pacífico, es uno de los objetivos fundamentales pendientes. Es una afirmación incuestionable decir que la pobreza y atraso de Bolivia se agravan, en términos incalculables, por efecto del enclaustramiento que le fue impuesto en 1879. En el Producto Interno Bruto de todos los países del mundo con mar, las riquezas provenientes de los océanos, muchas veces exceden el 40% de ese total, tal aporte se produce automáticamente, sin ningún esfuerzo extraordinario. Recoger lo que los mares ofrecen a la humanidad, es casi una distracción. Bolivia hace más de 120 años no recibe nada del Pacífico que moral, legal e históricamente le pertenece.
Bolivia es uno de los países menos ricos, no sólo porque una parte de su riqueza le fue arrebatada en una guerra injusta, cruel y despiadada, sino por el aislamiento que de hecho le ocasionó. Todo lo que Bolivia hace con el mundo le cuesta mucho más de lo que significa para países con salida propia al mar. Tanto en tiempo como en dinero y esfuerzo las relaciones de nuestro país con el resto de América, así como con Europa, Asia y África son difíciles, lentas y costosas. No es sólo un pretexto hablar del enclaustramiento cuando nos referimos a la situación en que nos encontramos.
El debate en esta materia debe ser realizado con la mayor seriedad y respeto por los pueblos. Sabemos que Chile no es generoso, nunca lo ha sido. Recuperaremos lo que nos corresponde con nuestro propio esfuerzo y con el apoyo de todos los países del mundo que luchan por la justicia y por la paz. Por su lado, el Perú bajo el peso de interpretaciones equivocadas del pasado hace y haría poco o nada porque Bolivia vuelva soberanamente al Pacífico, tendremos que realizar las acciones necesarias para demostrar a este país que todo lo que sucedió fue consecuencia lógica de la guerra. Se trata de dos frentes que deben ser encarados de acuerdo con su propia naturaleza. En ámbito internacional, cada país logra lo que corresponde a su dignidad, a su trabajo, a su lucha.
Exigimos a los gobernantes de Chile y el Perú que actúen seriamente con Bolivia; a los primeros, porque hasta ahora siempre se han burlado de nosotros y a los segundos, porque no son suficientemente consecuentes con el que estuvo y está a su lado, en momentos difíciles. Pero, si deseamos actitudes serias y respetuosas, también nosotros tenemos que actuar en esa línea y con esa profundidad. En las actuales circunstancias, la causa marítima quizá sea el único motivo para unirnos. Es urgente elaborar una tesis aceptada y respaldada por todos. Ninguna negociación parcial y oculta será aceptada por la población, las parcialidades de las que habla el Gobierno tienen que ser debatidas en los diversos sectores y niveles del país.
Fuente: http://www.opinion.com.bo/Portal.html?CodNot=58703&CodSec=2
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